domingo, 14 de enero de 2018

Voy por el camino de la noche...


Voy por el camino de la noche sin luna

Que se ha ocultado viendo mi locura,

Me  subo a una estrella, y voy en tu busca.

Quisiera prenderte de mis  alas

Para volar por el ignoto camino de tus dudas,

Y aunque no puedo con la carga, sigo

Por el filo de la brisa clandestina.

 Cruzando ese mar mi alma te clama

Y el eco se pierde tras de las montañas,

Lo vuelvo a intentar y el barco se encalla,

Cual fardo perdido  quedan en el mar,

Mis esperanzas.

Por los acantilados, me adentro sin cobijo,

Por el  ramaje, me pierdo desfallecido,

Hasta que un volcán veo con lava y estruendo

Y siento la pasión de tu cuerpo, en el mío.

 ¡Quiero prenderme en de tu fuego!

Como la noche

Se prende, del amanecer.


 Encarna Recio Blanco.




Yo la amé, y era de otro...


Yo la amé, y era de otro, que también la quería.

Perdónala Señor, porque la culpa es mía.

Después de haber besado sus cabellos de trigo,

Nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo

Mis labios están dulces por ese amor amargo.

 Ella fue como un agua callada que corría...

Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

Perdónala Señor, tú que le diste a ella

Su frescura de lluvia y esplendor de estrella.

 Su alma era transparente como un vaso vacío.

Yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

Pero, ¿cómo no amarla? si tú hiciste que fuera

Turbadora y fragante como la primavera.

Cómo no haberla amado, si era como el rocío

Sobre la yerba seca

Traté de rechazarla, Señor, inútilmente,

Como un surco que intenta rechazar la simiente.

Era de otro. Era de otro, que no la merecía,

Y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor. Pero hay cosas sin dueño:

Las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.

Y ella me dio su amor como se da una rosa,

Como quien lo da todo, dando tan poca cosa...

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:

Ella no fue culpable, Señor... ¡ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella

Y me diste los ojos para mirarla a ella.

Toda la culpa es tuya, pues me hiciste cobarde

Para matar un sueño porque llegaba tarde.

Sí. Nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar

Y si es culpable un río cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,

Que sería un pecado mayor, si no la amara.

Y, por eso, perdóname, Señor, porque es tan bella,

Que tú qué hiciste el agua, y la flor, y la estrella,

Tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,

¡Tú también la amarías, si pudieras ser hombre!

 José Ángel Buesa

  Encarna Recio Blanco.




jueves, 11 de enero de 2018

Le suplico a Dios que me diga...


Le suplico a Dios que me diga

Porqué lloran las estrellas.

Porqué se ha parado el mundo

Entre la escarcha y la niebla.

 Le suplico que me diga

Porqué no veo salidas,

Para quedarme en tus brazos…

Toda la vida.

 Quiero saber y me impongo

Que me dé una explicación.

Merezco que ésta condena

La entienda mi corazón.

 A mi Dios quiero decirle

Que me descifre el mensaje

Y me dicte la sentencia

Que he de cumplir…

¡Por amarte!


 Encarna Recio Blanco

 

domingo, 17 de diciembre de 2017

Mis palabras esta noche-Reflexiones-


Mis palabras esta noche, van dirigidas a vosotros mis amigos que me visitáis en mi blog, y que ahora me leéis,  tal vez ni nos conocemos pero que os siento.

 Ya estamos en Navidad, unos días en los que la familia se reúne, llegan los familiares lejanos al redil, días de regalos, de abrazos, de buenos deseos, donde los hogares y las calles se adornan con luces de colores, donde en las mesas se apiñan los manjares, el champán y el turrón, alegrado con ello las dulces veladas.

 En estos días, también hay otros seres humanos que están solos, que están  enfermos en hospitales, muchos médicos, que no pueden comer con sus familiares, porque tienen que cuidarles, aquellos que están separados y no pueden cenar con sus hijos, los que no tienen familia, y deambulan de un lado para otro  sin cobijo, los presos entre rejas y que son inocentes, o los culpables,  los que perdieron a sus seres queridos, a todos los que van la deriva en pateras y se dejan la vida, ondean en  mares furiosos, diariamente en  Noche Buena y a tantos otros, que por no tener, no tienen, ni quien puedan darles un abrazo.

Quiero deciros en esta pequeña reflexión, que todos somos hermanos, que podemos ser amigos, y a todos vosotros, que aunque no os conozca, se que estáis ahí.

Quiero que sepáis, que haya en el mundo muchas personas,  que se acuerdan, no solo en estas fechas tan entrañables, si no siempre, de las desdichas y las penurias de los demás.

En todos los seres humanos del mundo, existe la alegría y también, la pena, en todos los corazones, el dolor a veces anida, la felicidad es efímera como la vida misma, unas gotas de ella, a veces, nos emborracha, cuando no la tenemos ni la sentimos, parecemos fantasmas errantes, que deambulamos de un lado para otro, para buscarla.

Por eso, en estas fechas y en otras similares, hay que sacar las fuerzas en los infortunios, que tenemos que avivar la fe, hacernos amigos del enemigo, dar  agradecimiento y calor, a las puertas que se nos abren, a una mano tendida que te aprieta, a una sonrisa que te alienta, y aquella estrella fugaz, que te alumbra aunque solo sea, un  instante.

Hay que cultivar esa semilla Divina, con la que Dios siembra, y que florece en todos  los corazones generosos, para luego llevarle los frutos de su cosecha, el día que nos llame para irnos, hacia su Cielo.

¡Que su Luz nos ilumine estas Navidades, y eternamente!

¡Felices Navidades amigos!


Encarna Recio Blanco.


 


jueves, 14 de diciembre de 2017

Parece ser, que la Navidad ya está...

Parece ser, que la Navidad ya está

  Llegando cargada,

Con sus mil regalos para aquellos,

 Que estaban muy lejos y  vuelven a casa.

Parece ser, que en estas fechas

Todo el mundo es bueno.

Saludos, propósitos, besos

Y abrazos fraternos.

Parece ser, que los vagabundos

En estas fechas ya tiene segura,

La comida, la cama, y las mantas,

Para acallar las conciencias

De aquellos, que los avasallan.

Parece ser, que el destino, destila su magia,

Cada día peleando con él,

Y ahora aparece de repente,

Dándome las gracias.

 Parece ser, que las nubes en la Navidad

No tienen ni gota de agua,

Van de un lado para otras despistadas,

Sin derramar ni una sola lágrima.

Parece ser, que mis musas

No quieren rondar por mi casa,

Las veo extasiadas mirando a dos enamorados

Que se besan con ansias.

 Parece ser, que  esta noche

Quería escribir un Villancico que hablara

De Amor, de Paz, de Alegría, y de Esperanzas

Para que en el mundo Reine la Paz…

 ¡Y se ponga fin a las Armas!


 Encarna Recio Blanco.



lunes, 11 de diciembre de 2017

Entrégate-De mi último libro (Atardeceres de fuego)


 

Entrégate con la ambición

De un borracho

En la taberna de mi cuerpo.

  Entrégame tus misterios

Para que yo lo despliegue.

 Navegaré con los frutos

De tu voluptuosa cosecha,

 Esparcidas por mis senos

Que ardientes lo esperan.

 Cráter de lava que me ciega,

 Huracán que me eleva

Por la pendiente de la locura

En el paraíso, de nuestra noche sin luna.

 No te detengas…no te detengas y sigue,

Al ritmo pausado de las cuerdas,

De la guitarra y de tus dedos,

Sobre mis piernas.


 Encarna Recio Blanco.





viernes, 8 de diciembre de 2017

Voy en busca y captura...


Voy en busca y captura

De una musa rebelde y traicionera,

Que entró de madrugada sin permiso,

 En mis pobres seseras.

 Se armó, la marimorena con mis neuronas

Hizo que el sueño escapara de mis ojos

A mi mente,  la alborotó de tal manera,

Que tuve que ponerme a lidiar, con las letras.

Pero de pronto se fue de mi lado,

Con muy malas maneras,

Diciéndome  que aquello que  trazaba

 Ella no me lo dictaba y que no tenía sentido

Ni ametria, lo que escribía.

 Me quedé pasmada en mi sillón de anea

Mirando al horizonte con reservas,

Por si daba la vuelta y volvía,

A ayudarme a terminar la faena.

Y por aquí voy…

 Como una loca por estas callejuelas,

Sin encontrarla, en mitad de la noche

 Que me gruñe,  entre gatos en celos,

Y entre fieras en alerta.


Encarna Recio Blanco.