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domingo, 8 de abril de 2018

Me derrito los sesos de...


Me derrito los sesos de tanto pensar

En aquellas cosas que quiero arreglar.

Me adentro en la urbe, no puedo ni andar,

Bomberos,  grúas, ambulancias…

 ¡Qué barbaridad!

 Un cortejo fúnebre muy lento camina

Hacia esa morada ignota y temida.

En los ministerios, no puedo ni entrar

El guardia me dice: ¡que es muy tarde ya!

 ¡Qué casualidad!

Un  coche incendiado intento apagar

Sin tener ni el agua, con la que regar.

Entro en la trastienda de una curandera

Para que me limpie de pies, a cabeza.

Voy hacia el asilo y pido acogida,

Cuando veo el ambiente salgo de estampida.

Corre que te corre por la fría avenida

  Tropiezo y me hago, otra nueva herida.

 ¡Qué fatalidad!

Una dama llora detrás de la esquina,

Me acerco y me dice, toda compungida,

Que no la dejaron hacerse una foto

Con sus nietecitas.

¡Qué poca caridad!

 En la  Universidad me adentro

Para recoger un máster,

Al que no me presenté

Ni para examinarme.

¡Qué osadía la mía!

Tiemblo de impotencia

En mis correrías

Sin poder hacer, ni deshacer…

 Lo que yo quería.

 ¡Qué Pena la mía!

 

Encarna Recio Blanco



miércoles, 14 de junio de 2017

Dónde se me habrá perdido...


¿Dónde se me habrá perdido?

Todo el día la estoy buscando,

La casa de vuelta y media y ella,

 Parece que se ha esfumado.

Siempre la prendo en mi cara

De la noche a la mañana,

Reluciendo más que el sol

 Y más limpia, que el agua clara.

¿La habré dejado en la cama?

 Anoche me asaltó una duda

Y mi corazón se imbuía

En otro corazón que me soñaba.

¿Por donde la habré perdido?

Sí siempre la llevo puesta

Como escudo, que me escude

De las podridas conciencias.

 ¡Anda, sal de tu agujero!

 Vuelve a iluminar mi cara

Que sin ti, parezco una sombra

Que vaga de casa, en casa.

 ¡Al fin la encontré!

Donde menos esperaba

Estaba dibujada en un poema

Que hice, para aquel hombre

Que desde lejos me llamaba.

¡Válgame Dios  de los Cielos!

 Mira que soy despistada,

 Perder sin ton, ni son…

La única sonrisa…

Que me quedaba en mi cara.

 

 Encarna Recio Blanco.





domingo, 28 de abril de 2013

Donde comprar...


Dónde comprar las sonrisas

Unos gramos de amistad.

Muchos kilos de paciencia

Y unas migas de piedad.

 Dónde encontrar al amor

Aunque nos haga llorar

¡Donde lograr una choza!

Para que pueda soñar.

Dónde adquirir esa pócima

Para las llagas calmar.

Hay tantos, tantos  heridos

En esta batalla campal.

 Dónde se encuentra el trabajo.

Un abrazo fraternal.

La libertad que se pierde

Y no se vuelve a encontrar.

Donde  descubrir  un mundo

Sin crueles gobernantes

Para que todos los niños

No pasen hambre.

 ¿Dónde está la compañía en los asilos?

¿Dónde las camas en los hospitales?

Un albergue para esos padres

Que les tiran sin miramientos

De sus casas a la calle.

¿Donde enterramos las drogas?

Donde encontrar la alegría.

Donde buscamos la Paz

Si está enferma y escondida.

Donde comprar la justicia

Si tan injusta faena.

Donde lograr  la inocencia

Si se ha pasado de fecha.

 Donde adquirir la autoestima.

Donde se vende humildad

¡Dios mío! Dios mío!

¿Tanto cuesta en esta vida?

¡Encontrar felicidad!


Encarna Recio Blanco.



jueves, 10 de mayo de 2012

Añoro...





Añoro tus palabras
tu mirada y tu sonrisa.
Añoro aquellos tiempos
que se fueron tan aprisa.

La vida pasa veloz
y casi sin darnos cuenta
vamos dejando regueros
de lágrimas y sonrisas.



Encarna Recio Blanco







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lunes, 9 de junio de 2008

Eres para mí



Eres para mí, la triste sonrisa

La noche sin luna, la mañana fría.

Los niños que entonan miles de canciones

Y ésos transeúntes que buscan rincones.

 

Eres en el alba, la pálida niebla

Eres huracán y eres la tormenta.

Eres paz y calma y también la quimera

Que nunca consigo por más que te quiera.

 

Eres la mirada perdida que nunca encuentro

La boca que ronda por el firmamento

Eres en el viento el dulce silbato

La hoja que vuela y que cae al rato.

 

Eres compañero, enemigo esclavo

Eres mi vida, mi sol y mis manos

Y yo de tu lista un segundo plano

Y de entre las sombras el último plato.

 

Soy ésa moneda que sirve de cambio

Y que en la frontera se entrega sin tratos.

También soy el contrato que nunca firmamos

A quien no pusiste  el anillo en su mano.

 

En fin tú eres todo lo que amo

Yo que soy para ti

¿Un mal trago?

 

Encarna Recio Blanco.