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viernes, 9 de junio de 2017

Oyendo esta música



...Y oyendo esta música… ¿Quien no se estremece?

Esta música que te recuerda, cuando él te dijo que te quería bailando.
O cuando los poetas escribieron versos de amor y de historias, capítulos de la vida que se incluyen en memorias.
Los autores de canciones caminaron sin medida, para contar experiencias de mil historias vividas.

Los transeúntes cansados, relataron sus leyendas, y en las memorias nos quedan fabulas que son eternas.
 Todos tenemos algo que contar de nuestra vida, momentos y circunstancias, que cambiaron las salidas.
A veces pedir al tiempo que recuerde nuestro andar, me parece insuficiente para volver a empezar.

Podemos estar muriendo a los dos años de edad, y rozando los sesenta empezamos a bailar.
Llorar por lo que no hicimos, y que no haremos jamás, en lo que hubiera pasado si me dejase llevar.

 Cuando esa que es la muerte, viene a rendirnos sus cuentas, se nos llena de repente el alma de reprimendas, entonces, sacamos las facturas que no quisimos pagar, y los años de condena, se pueden multiplicar.

 Y yo pienso que el delito que tengamos que pagar, es mejor pedir disculpas, que el permiso para andar.
 No pienses en el mañana, ni en el pasado tampoco, solo espero que la muerte, cuando diga de venir, me traiga muchas facturas y muy poco que decir.

Me mirará sonriente porque mi condena es larga, pero me quedaran los recuerdos para poder compensarla.
Porque los trenes son muchos los que pasan por aquí,  y jamás yo me arrepiento porque siempre, los cogí.


En esto de dar consejos, yo no soy la gran experta,  pero de vivir si entiendo, porque la historia y la vida, te dan siempre una respuesta.


Encarna Recio Blanco.


domingo, 13 de abril de 2008

Me he dado cuenta.


Me he dado cuenta, de cuán importante

Son aquellas cosas que dejas que pasen.

Aquellas palabras que nunca escuchaste,

Regresan ahora para atormentarte.

 

Los tristes consejos que no comprendías,

Te tuercen de rabia en ésa agonía.

Dejaste las puertas todas sin abrir,

Cerrando momentos que no tenían fin.

 

En una cuneta mi alma cayó

Gastada de tanto sufrir por amor.

Nadie recogía mis huesos del suelo

Y todos miraban ansiosos el duelo.

 

Un enfrentamiento entre vanidades

Que eran por entonces todas mis verdades.

Capaces de hacerme caer desde el Cielo.

Subir a los montes rodar por los suelos.

 

En la madrugada no sé cuando fue,

Desperté de un sueño que no recordé.

Pero mis temblores siguieron sonando

Entre las paredes de mi triste espacio.



Encarna Recio Blanco.








lunes, 14 de enero de 2008

Querida hija: (Carta de Dios)


Querida hija: 
Hace tiempo que quería escribirte para decirte: Que ya va siendo hora de que las niñas se conviertan en mujer y se levanten más temprano.

Que dejes de soñar con fantasías y vivas realidades. Que ése corazón que tanto encierra, no sufra por cosas tan banales. No sigas malgastando tus noches y tus días. ¡Ya es bastante!

 Sal de ésa abulia que adormecen tus cosas tan reales.

Sé que me quieres y que quieres igual a tus hermanos no sólo los de sangre. Pero te di los sentidos sanos, te di toda una vida por delante y en mitad de ella te digo: ¡Mejor te ordeno! no la malgastes.

 Aprovecha cada instante que te queda en cosas y causas beneficiosas.

Porque si no, cuando llegues a mi casa ¡si es que llegas! no lo tendrás tal fácil.

No te culpo a ti del todo por lo que pueda pasarte. Es necesario el dolor, el mar en tempestad, las tentaciones, para saber el precio y la medida, cuando se pierde o se gane. Empieza con semilla limpia a labrar en tu campo, la sementera estará abonada por tus obras.

El pan lo quiero muy limpio, para darme en comunión a personas como tú, que tienen hambre. Deja de retozar que ya está bien el tiempo que has perdido…Mira que luego se te hace tarde.

 Las heridas que llevas…No me culpes, pues yo te di dos ojos, no grandes, pero vez lo que tienes por delante.

¡De prisa! A levantarte, mira que llevas un minuto más perdido y esta, es mi última carta, ya lo sabes. Es duro el camino, hacia delante.

Y cuidado no tropieces, que tropiezas bastante.

Hasta aquí eras una niña, y era normal, pero ya vas para abuela, y no has pasado por madre… ¿Ves? Se te hizo tarde.

Encarna Recio Blanco.










viernes, 14 de diciembre de 2007

Hoy (si ustedes me lo permiten)



Hoy (si Ustedes me lo permiten) les daré unos consejos rápidos, que me costó mucho tiempo aprender.

 Unas baratas palabras que ya podrían habérmelas regalado a mí en su momento y tal vez entonces, me hubiera ahorrado más de un resbalón, pero así es la vida, tal vez, lo comprendí tarde y mal.

 Les diré que guarden como el tesoro de sus vidas un cofre repleto de bellos retratos, de recuerdos dormidos y de poemas de amor, aquellos besos aunque sean lejanos, en la soledad de una noche cualquiera.

 Les diré que no sueñen despiertos, si no a cada momento del día, y que vivan con intensidad todas las situaciones que nos ofrece la historia que interpretamos.

 

Les diré, que el tiempo todo lo palia y que los minutos son eternos tanto, como nosotros queramos alargarlos.

Les diré que las personas nos pueden hacer mucho daño, pero también nos aportan las más bellas alegrías, que puedan llenarnos en nuestra vida, el amor, la amistad, solidaridad, compañerismo, fraternidad.

 Amigos...Hoy les deseo las más grandes pasiones, les auguro el más bonito de los versos y el cofre mas repleto de amor.

Que seáis siempre  muy felices.

Tienen un universo en sus manos, y un rincón que compartir conmigo…

En este humilde blog.

 

Encarna Recio Blanco.