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miércoles, 1 de abril de 2020

Reflexiones-La primavera

La primavera, asomaba distraída por los oteros, abriendo las flores perfumando los huertos, bajo una débil lluvia, que cual lágrimas, del cielo estaban cayendo.

¿Donde están los niños se preguntaba? ¿Dónde estarán sus maestros?

¡Porqué está cerrada la iglesia del pueblo! ¿Es que ya nadie me espera? ¿O es que con mi despiste en llegar, me he confundido de fecha?

 Veía como el mundo estaba en silencio, un silencio sepulcral que aterraba a la primavera, que atónita, miraba sin ver, lo que pasaba.

Donde estaban los besos y los abrazos se preguntaba, alguien le respondió

 que se habían tornado en armas letales.

 Veía como los niños estaban recluidos en sus hogares, preguntando alegres.

Porqué su mamá y su papá ahora estaban todos los días con ellos en casa.

Veía como los hospitales estaban desbordados, pero sin camas. Las enfermeras

 Clamando sin  fuerzas  para ayudar a los que moribundos, a las puertas de los hospitales dejaban.

 El caos, se había adueñado del entorno. Los médicos agotados y sin lo más necesario para protegerse ellos, daban su vida  por aquellos, que agonizaban sin remedio.

Los ancianos, en residencias malditas Iban de la vida a la muerte en segundos,

Sin comprender, donde estaban aquellos que se hicieron la foto, para pedirles el voto.

 Todo en el entorno parecía irreal, duro y doloroso, sin saber a ciencia cierta

si estaba pasando…o era una pesadilla, un mal sueño, lo que el mundo estaba viviendo.

Había mucho ruido en derredor, mucho ruido…Pero la impotencia y la rabia

permanecían calladas en los corazones de aquellos médicos, que intentaban ganar, la dura batalla.

 La primavera seguía por las calles llorando y preguntando al ver, que el Viernes Santo, no se estaba arreglando con claveles el paso del Crucificado.

Nadie la veía pasar, Iba sola…dejando de puerta en puerta manojitos de azahar

rosas, gladiolos y madreselvas.

 Al llegar a un gran estadio pudo ver, a miles de cuerpos apilados en catres,  que estaban agonizando y comprendió con gran tristeza, que allí, los “Derechos Humanos” se estaban vulnerando.

 Entonces escuchó las voces de los que estaban a las puertas esperando.

De los médicos exhaustos. De enfermeros infectados. De hombres que Trabajaban día y noche a pecho descubierto, para ayudar a sus hermanos.

 La primavera entonces comprendía, que los  lobos feroces habían llegado con hambre, y que a dentelladas, hincaron el diente en los inocentes que creyeron, en promesas y falsos juramentos, de unos mandatarios sin corazón con sacos repletos a sus espaldeas.

 ¡Vuelve otra vez primavera! ¡Que  estaremos esperándote!

Asomados en el balcón de la esperanza para que florezca de nuevo esta   España mutilada.

 Como presos, estamos en nuestras casas. Mirando impasibles el triste panorama.

Aplaudiendo a las ocho, tras de las ventanas, a los hombres valientes que hacen, que  nuestra España no muera en la desesperanza.

 En plena Semana Santa no saldrán las procesiones por las calles, solo la veremos en el interior de nuestras almas y a  Jesús de Nazareno que nos dice:

¡Coge mi Cruz y anda!

  

Encarna Recio Blanco



jueves, 19 de diciembre de 2019

Estamos a las puertas...(Reflexiones)


 Estamos a las puertas de la Navidad, una Navidad que se presenta,  felices para algunos, tristes para otros y amargos para todos aquellos, que no pueden soportar las duras ausencias. Indiferente para  los que no tienen creencias en nada, y a veces, ni en ellos mismos.

 Cuando llegan estas fechas tan entrañables y veo las luces de neón encendidas. Cuando los villancicos  por las  calles y plazas empiezan a sonar. Cuando los grandes almacenes incitan a las compras desmesuradas. Cuando veo a los miles de coches, encaminándose hacia la ventura de pasar las fiestas Navideñas con sus seres queridos.

 Entonces, asoman por mis venas esos sentimientos, difíciles de expresar con palabras y  se apodera  de mí, la añoranza y la tristeza.

  Empiezo a recordar las Navidades de mi niñez, cuando toda la familia  reunida en torno a la mesa, cantábamos aquellos villancicos que mi madre nos había  enseñado de pequeñitas.

 El amor pululaba por cada rincón de nuestra casa, había calor de hogar, un calor que  al recordarlo, aún  siento que me arropa el corazón.

 Sonaban las panderetas, los villancicos, la misa del gallo y aquellas humildes viandas que mi madre, había preparado  con tanto esmero, eran trocitos de gloria.

 Ahora, ya son muy tristes desde que mis padres se fueron para siempre, mis hermanas volaron del nido, y yo,  a tantos kilómetros de mi casa materna y de mi familia, tengo que conformarme, con la soledad por compañera.

 La Navidad tiene tanta fuerza, que puede detener una guerra como pasó el 24 de diciembre del 1914 durante los enfrentamientos de las tropas  alemán e inglesas, en la Primera Guerra Mundial, los soldados sorprendieron a sus rivales, decorando las trincheras con  adornos Navideños.

  Los soldados Británicos,  inmediatamente respondieron cantando “Noche de Paz”. Haciendo así, un alto histórico para compartir regalos y celebrar juntos, la Navidad, no como enemigos,  sino como hermanos.

 La Navidad puede sacar los más nobles sentimientos, del corazón de los hombres. Un tiempo distinto, una necesidad de estar cerca de aquellos, a quienes amamos, y que nos regala momentos y recuerdos, que atesoraremos el resto de nuestras vidas.

 Sin embargo, hay otra cara de la Navidad, la más cruenta, la más dolorosa, cuando vemos a tu alrededor a seres humanos tirados por los suelos, durmiendo en las calles sin mantas, sin pan y sin cobijo, y lo más triste del todo es, que nadie les muestre unas migas de ese amor, que al parecer es, el que se propaga por las calles, envuelto en villancicos.

 El ver a tantos emigrantes que perecen en el mar, los ojos de esos niños asustados que están sufriendo mucho más, de lo que han jugado, imbuidos en esas contiendas tan cruentas, sin cobijo,  sin familia, entre metrallas, entre el frío, la nieve, el hambre, muriendo cada día.

  En sus caritas el  miedo hace estragos, en sus carnes, las heridas están sangrando, y de sus ojitos los ríos de lágrimas, se están desbordando.

 ¡Ángeles tan pequeñitos, si alas, desplomándose y a esas madres, que llevando la vida en su vientre, mueren sin darla en mares a la deriva.

 Al ver tal genocidio, se me desgarra el corazón, no me a cabe en la cabeza, que los  hombres de este suelo, permanezcan indiferentes ante tanto dolor.

  No oigo voces a lo lejos, ni a lo cerca, ni a los pueblos, ni a los que   gobiernan  el Mundo.

 No respiran las Naciones Unida, la ONU, los que  dicen ser, los defensores de los derechos humanos, que deben de actuar, de una forma inmediata, que pare esta barbarie.

 Tanto en los estados que están divididos por conflictos armados internos, o estables, en los no democráticos, y en los que en el ejercicio de la democracia, está firmemente asentado, Unicef…Todos están en silencio, solo se oyen las bombas, allá a lo lejos.

  El otro día me impresionó leer en los medios de comunicación, cómo medio Mundo, sigue en guerra en nuestros días, por la codicia de aquellos que rigen los destinos de los pueblos.

Nada pueden hacer los indefensos, nada, ante las armas, les conducen a perecer entre hambrunas, desprotegidos de todo aquello, a lo que un ser humano, tiene derecho.

 ¿Cómo se puede ver matar a hombres, mujeres y niños, que necesitan más cariño que leche, con el mayor de los desprecios, como si fueran carne de cañón, por la poca conciencia de asesinos y dictadores, que solo quieren el dinero y el poder, sin importarles el hambre y la miseria, de tantos seres humanos?

 ¡Cómo callamos ante tanta barbarie!  Nadie  podrá acallar mi voz, ni atar mis manos para denunciar, con todas mis fuerzas esta barbarie. 

 Seguiré con mi lucha solitaria expandiendo mis palabras,  para  denunciar el horror y el desamor, pidiendo que se eleven las voces y podamos entre todos, parar esta barbarie para siempre,  en toda la faz de esta Tierra, aunque  creo, que en algunos corazones no tendré eco.

 Hagamos que estas Navidades broten de nuestros corazones los sentimientos más nobles, de esta manera, podremos  celebrar la verdadera Navidad, aunque no tengamos en la mesa ni  turrón,  ni ricos majares, ni la presencia de aquellos seres queridos, que ya marcharon para siempre, de nuestro lado.

 ¡Poetas, pensadores, hombres de bien! ¡No perdáis el tiempo! A veces, a los corazones les llega poca sangre.

 No basta una mano para matar, necesitamos las dos para acariciar, para aplaudir y, todas las del Mundo para conseguir la Paz

 ¡Estoy muy triste…Muy triste esta noche! porque veo que...

  ¡La Paz, está  herida de muerte!

 

Encarna Recio Blanco



miércoles, 11 de diciembre de 2019

Conversando con las estrellas.-Reflexiones-



 Reflexiones-Conversando con las estrellas.

 Escondida entre las oscuras sombras de la noche,  me propuse una conversación con las estrellas, que brillaban, cual pequeños soles.

 Empecé a repasar mis adentros, que esta noche, estaban un poco alborotados. Quise  sacar del baúl  de mis recuerdos, aquellos que estaban aún frescos, los añejos, los  amores truncados, situaciones difíciles, viajes por tierra y por mar, días de lluvias, de tormentas, de soles y de lunas.  Amores imposibles,  y los que fueron posibles.

 ¿Por dónde empezar me dije?  ¿Por los de mi niñez, por los mi juventud, o por la edad madura en la que me encuentro ahora?

 Y de pronto, llegaron todos los recuerdos juntos, de golpe a mi mente, los recuerdos buenos, los malos los regulares, todos salieron en bandadas, como  pájaros  surcando los cielos. Los fui clasificando uno a uno, los buenos con los mejores, y los no tan buenos con los peores.

 Una estrella me preguntaba, otra respondía por mí, otra, me censuraba y me decía un poco alterada, lo tonta que había sido en múltiples ocasiones de mi vida, porque que había tropezado una y otra vez, con la misma piedra, por poner siempre el corazón, donde tenía que haber puesto algunas veces, la mala leche.

Se armó tal zipizape que me planté y les dije: Si habláis todas a la vez…me voy a dormir.

 Como por arte de magia de pronto se hizo el silencio, un silencio sepulcral que me sobrecogía. Unas campanas…unas campanas a lo lejos, daban unas horas intempestivas, nostálgicas, y fue entonces, cuando las estrellas fugazmente se perdieron por el ancho cielo.

 Ahora la noche gruñía y el vendaval crecía, tras de mis cristales veía, como  el aguacero arreciaba y el aire silbaba una melodía aciaga.

 Mis ojos divisaron en aquel banco frente a la iglesia, un bulto de carne humana, sentado aguaba el aguacero y un escalofrió recorrió mi cuerpo.

 Se paralizaron los recuerdos en mi mente,  las estrellas, el viento, la noche y la animada  conversación, que había tenido con las estrellas.

 Mi mente ya no tenía más cabida sino para  pensar, en aquel ser  que se debatía entre la miseria, la soledad y el desamparo.

  ¿Estaría borracho, pensé, o enfermo? Mil preguntas sin respuestas  asolaban mi alma, mis ojos fijos ardían  de rabia, de impotencia, de dolor mientras miraban aquel espacio, donde un ser humano, se debatía entre la lluvia, la soledad y el abandono.

Pensaba que ha esta misma hora habría muchos hombres  saboreando manjares en hoteles de cinco estrellas, en viajes de recreo, en grandes mansiones y con mil lacayos, sin ninguna preocupación, bien calentitos y sin pensar en el recibo de la luz, mientras esto estaba ocurriendo en aquel banco.

 El mundo giraba impenitente, sin pararse a pensar en estos hombres que tal vez, tuvieron mala suerte en la vida, o que optaron simplemente, por ser libres y quedaron atrapados en el laberinto negro, de la noche sin cobijo.

Cuando bajé con un paraguas y un bocadillo para mitigar el hambre que tal vez tendría  y resguardarle de la lluvia, aquel hombre había desaparecido del banco, siendo presa de la infernal noche, de la misma manera que desaparecieron todas las estrellas del cielo.

 Ahora mi mente solo quiere hablar con Dios, y pedirle por este hombre, y por tantos otros seres humanos tirados en las frías aceras.

 A ellos nada les importa el árbol de navidad, ni el turrón, ni el champan, ni las compras en grandes almacenes, ni si la bolsa sube, o baja, ni ver a mandatarios corruptos que solo vociferan palabras huecas, en atriles llenos de flores de papel.

 Quiero esta  noche soñar con la Paz, con la Solidaridad,  y olvidarme de mis recuerdos, que vuelvo a dejar dormidos en el baúl.

 Otra noche…otra  noche será, cuando no oiga la tormenta, ni vea a un ser humano tirado en las aceras, cuando retorne la conversación que tenemos pendiente las estrellas, mis recuerdos, y yo.

 Espero  amigos que esta conversación con las estrellas os haga pensar.

Un beso.

 

Encarna Recio Blanco.





miércoles, 30 de octubre de 2019

Noche de siembra- Reflexiones-


 Esta noche va a ser una  noche de siembra, de sembrar amor, de rememorar recuerdos de descubrir, que sembrando amor, es como se cosecha amor.

  Yo perdí muchas veces, y muchas cosas en mi vida, pero junto a ese perder, hay que intentar el valor de ganar.

Siempre es posible luchar por lo que amamos, y sobre todo, saber que siempre hay un tiempo para empezar de nuevo, no importa en qué momento de la vida estés.

 Tú ,que vas con el coche y me vas escuchando, y que a lo mejor te suenan mis palabras un poco vanas, que no te importe, es necesario recomenzar, es darse una nueva oportunidad, es renovar la esperanza en la vida, y lo más importante es, que creas amigo, en ti mismo.

 ¿Estás sufriendo mucho en este periodo? Entonces no te abrumes, eso lo podíamos llamar aprendizaje. ¿Qué lloras mucho? Pues piensa, que es la limpieza del alma.

 ¿Que sientes rencor? Tal vez fuera para perdonar.

¿Qué que estuviste solitario en algunos momentos? ¡Ay! cuanta gente estamos solos, están solos, el mundo está solo.

 No has pensado que es posible tú cierres tu puerta, te atranques en tu casa,  y busque tú esa soledad.

 ¿Es que pensaste que todo se había perdido?

 Si te sientes solitario, vente aquí, mira a tu alrededor, encontrarás a mucha gente esperando tu sonrisa, para acercarte a ti.


 Encarna Recio Blanco.




viernes, 27 de septiembre de 2019

El alma a gritos (Reflexiones)




El alma a gritos me pedía un respiro, el corazón me pedía un descanso, y mi cuerpo roto me decía que parase…!Que parase!

Les hice caso y, me perdí por una playa lejana y solitaria.

Un pequeño macuto con unos cuantos libros que hacía muchos meses no pude leer, un  bañador, unos pantalones raídos, una pamela de flores y unas enormes gafas para que nadie me reconociera.

 Me perdí, como una cabra  por el monte, por las orillas azules de las aguas, por las arenas calientes, y por aquellas aguas cristalinas que me purificaban.

Me adentré  por sendas donde sólo se oían los pájaros, donde había muchos árboles con sus vaivenes y que su sombra me servía como cobijo en las horas donde el sol abrasaba, y en los atardeceres dorados.

 Atrás quedaron los relojes, los maquillajes, los vestidos de lentejuelas, los periódicos, que siempre me sobresaltan por las noticias inquietantes que llevan en sus editoriales cada día, y en  las “Ondas de la Noche” la agenda y el móvil.

 Ahora estaba desnuda frente a un mar en calma que me abrazaba, con el silencio del atardecer que me mimaba, entre las cálidas arenas que me susurraban.

Ahora quiero poseer y que me posea el mar, el silencio lejos del mundanal ruido.

El mundo a veces, me iba envolviendo en una vorágine vertiginosa que me agobiaba, que me inquietaba, que ya no podía seguir, así es, que me fugué para encontrarme.

 …Y aquí estoy de nuevo, con mi piel que negrea, con miles de poemas que bullen en mi mente pidiendo salir, con mi alma relajada, con mi corazón en calma, y con más fuerzas para seguir en la brecha.

Ya estoy de nuevo con vosotros amigos, esta ausencia era necesaria.

 Seguimos unidos  en el rincón de la Paz, del Amor y de la Poesía.

 

Encarna Recio Blanco.




viernes, 21 de junio de 2019

Sobre las cosas que nos(Reflexiones)



Me gustaría reflexionar con las cosas que nos  pasan, con los miedos que tenemos o el porqué sentirnos seguros, con alguien que nos produce placer, y cuando tenemos seguro a alguien, dejamos de tener interés por él.

 A veces, entender simplemente es cuestión de querer, y en otros casos  sencillamente el problema está en no comprender, que hay cosas que pasan por que si, y que la única explicación es esa.

 A lo largo de mi vida, he buscado el resultado muchas veces, sin valorar la ecuación, a veces, he tenido ante mis ojos una solución rápida, y he querido encontrar otra menos certera, pero más difícil.

 No creo que el destino este marcado de antemano, a aunque reconozco, que hay  cuestiones en las cuales, el ser humano tiene poco que ver, pero en la mayoría de los casos, sufrimos por problemas que magnificamos, sin saber porqué, son granos de arena en un desierto de ideas, montañas de minúsculas vanidades que tenemos que vivir para afirmar, nuestra propia existencia.

 Quisiera que mi mundo fuera tan claro como los rayos que esta tarde surcan el cielo, que el universo se compusiera de personas sin doble intención y sin cambios de actuación en el último momento, que el amor fuera para siempre y no un arrebato de unos meses, unos días, pocos años a veces, que las palabras se quedaran en la tierra y fueran más pesadas que el aire.

 Me gustaría, que dos canciones, pudieran emocionar a una humanidad congregada, y que no hiciera falta más de una explicación, para llegar a un acuerdo.

Que no hubiera guerras, que no hubiera paro, que no hubiera hambre. Quisiera despertar sin ruidos, sin escaleras que subir, y sin infiernos que ver a lo largo de las pesadas horas del día.

Me gustaría paliar el dolor ajeno, y porque no, a veces también, un poco el mío.

  Quisiera encontrar bondad en los ojos de la gente, que se pudiera olvidar el dolor con el perdón, de aquellos, que lo causaron.

 El mundo en sus vueltas, va colocando cada ladrillo en su posición, algunos son fuertes y tardan en caer, y otros rompen la estructura, independientemente del lugar que ocupen.

 En la mayoría de los casos, el valor mismo de nuestra alma, depende de nosotros. Nosotros elegimos  caminos constantemente, sin imaginar cuan diferentes llegarían a ser nuestras vidas, si en lugar de una senda, hubiéramos adoptado por la de al lado, cuantas veces decimos; si yo hubiéramos hecho eso, no me hubiera pasado esto, pero eso, no es así.

 Al menos yo he tenido la suerte, de ser libre, de escoger siempre bajo el rigor de mis ideas, de no callar por imposición, y de saltarme más de una norma establecida, a la torera, que de vez en cuando, no vine mal.

 Mi vida será mejor o peor, quizás hubiera sido más feliz, por otros caminos, pero pocos pueden y podrán decir, que con sus más, y sus menos, fue lo que quisieron. Y si hay algo de lo que verdaderamente yo siento, y estoy muy orgullosa, es de haber sido yo, en todas las circunstancias de mi vida.

 

Encarna Recio Blanco





martes, 30 de abril de 2019

Reflexiones-El amor


 

El amor…
El amor, es esa pócima milagrosa que cura las tristezas. Es el  motor que hace andar a los sueños. El bálsamo sagrado del alma, es algo, que no se toca, se siente, no se hace, se construye, no se busca, se encuentra, no se pide, se entrega.

 Hay que sentirlo aunque solo sea entre los sueños y, contar los segundos que pasan hasta verlo, esperarlo impaciente en el banco de los deseos, o deshojando margaritas en la ciudad perdida de los recuerdos,  en las ruinas que la noche deja marchitas sobre nuestra almohada.

Hay que saborearlo, por las ligeras esquinas de las emociones, por los lejanos valles de la madrugada, y por la eterna sonrisa de la luna.
A cada paso, en cada libro,  en todas las estrellas que se posan en el firmamento,  en la cara oculta del matiz,  que guardan nuestros secretos, en el frío de la noche, en el cálido encuentro, en las brumas de los mares, en lo oscuro de un cuerpo, y  en cada momento de nuestras vidas.

Hay que esperarlo  impaciente en el Cielo de los elegidos, en la nube roja del destino, en la cara y la cruz, de cualquier quimera, en el valle, en las montañas, entre las olas del mar, en las mieles de la brisa, o en la oscura guarida, donde por la  noche la tormenta  anida.
 Hay que decir te quiero, te amo, en la pobreza, en lo rico del momento, en la calle más poblada, o  en la soledad de un desierto.

El amor, siempre hace una parada en el andén de nuestra estación, para preguntarnos, si por un día, somos capaces de amar de verdad a alguien más, que a nosotros mismos.
 Si tenemos amor encontraremos las  fuerzas para el perdón, las esperanzas en las batallas, la seguridad en el palco del miedo, y  en los desencuentros.

Hay que atravesar desiertos a veces, para encontrar un oasis en lo más recóndito de la tierra, en nuestros corazones, y dejar a la criatura,  que vive  dentro de  nosotros libre, alegre y feliz.
 En el amor hay que tener la  madurez para decir me equivoqué, la valentía para decir perdóname, la sensibilidad para decir, te necesito, y la  capacidad para decir te amo…te amo.

Al amor, le pedimos alas para volar lejos, y en la distancia vemos donde nos encontramos.
 Él nos da tiempo para aprender de lo vivido, para luchar y saber con quién nos enfrentamos, para correr y llegar a un buen puerto.
Si no tenemos  alas, si carecemos  de  tiempo, si no tenemos días, ni Cielos, ni noches en vela,  ni siquiera tenemos sueños, no podremos seguir viviendo.


Esta noche memorable, en la que celebramos con la poesía día de los enamorados, donde hablamos de corazón a corazón, les diré, que guarden el amor como el tesoro más grande de sus vidas, en un cofre repleto de bellos retratos, de buenos recuerdos, de poemas de amor, aunque sean lejanos y, sobre todo, aquellos primeros besos en la soledad de una noche cualquiera.

Les diré que sueñen despiertos, a cada momento del día, y que vivan con intensidad, todas las situaciones que nos ofrece la historia que interpretamos.
El tiempo todo lo palia, y que los minutos son eternos, tanto… como nosotros queramos alargarlos.
Les diré, que tanto en el amor como en las guerras, no hay soldados sin heridas, pero también nos aportan las más bellas de las alegrías.
Espero y os deseo, que tengáis suficiente felicidad para que seáis más dulces, que tengáis las suficientes pruebas, para que os hagáis más fuertes, y suficientes esperanzas, para alcanzarlo.

El amor es como un viaje, lugar de salida, una mirada, lugar de llegada, un corazón, y sobre todo, recordar que antes de tocar unos labios, hay que acariciar el alma, y  que antes de conquistar un cuerpo, hay que tratar ganarse un corazón.

Hoy les deseo amigas y amigos enamorados, las más grandes de las pasiones, les auguro el más bonito de los versos y el cofre más repleto de amor, y sobre todo… no os olvidéis cada mañana, de pintar el amanecer, con una bella sonrisa.

Esta noche les voy a revelar uno de mis secretos más ocultos, todavía…todavía, siento la pasión, siento la pasión y el amor, con igual intensidad de cuando era una jovencita, en el único órgano que no envejece…Mi corazón.

Encarna Recio Blanco.


martes, 23 de abril de 2019

Reflexiones-Me importa un pepino.



Me importa un pepino tener que ponerme gafas graduadas, para leer.
Ni me importa teñirme el pelo de rubio platino, cuando en mi cabeza me asomen las canas.

No me importa que mi piel se vaya surcando y ya no esté tan lozana. Me doy bien de cremas, me pongo pestañas, me pinto las uñas y salgo a la calle cual Reina entronada.

No me importa ir más despacito cuando camino, cuando voy a la playa, cuando voy a misa, o para andar por mi casa.
Ni  me cuesta hacer gimnasia cada mañana y régimen, para no engordar, algunas semanas.

 Ni me importan que me digan que voy para vieja, no saben lo que tengo dentro, ni los sueños que acuno, ni los besos que me quedan por dar, se puede ser vieja a cualquier edad.

Me importa lo vivido, la cosecha  conseguida  de mi frondosa siembra.
Las metas que alcancé subiendo y bajando y  el haber ganado la guerra, en  más de una batalla cruenta.

 Ya no me importan los años que pasan veloces, sobre mi existencia. Me importa vivir el instante, el presente… El ayer, me molesta.

Soy feliz, entre mis folios tan llenos de versos, en la compañía de mi perro que se relame de gusto, cuando por la huerta lo paseo.

Me siento más joven, que algunas que pasan sombrías a mi vera, sin una sonrisa, sin ninguna meta, solo en la búsqueda de aquel que se acerque, y le resuelva  la papeleta, su triste  existencia.

Ya no me importa lo que el viento se llevó, me importa lo que el alba cada mañana me puede traer, siempre pienso en positivo y me digo, que lo bueno está por llegar.

Me importa la vida a cualquier edad, si sabes vivirla intensamente, con alegría, con buenos amigos y sobre todo, hay tener en el fondo del alma, un remanso de Paz y mucho Amor para dar.


¡Una mujer puede tener ochenta años, y volverse a enamorar!

No me importa no tener en mi dedo el anillo de casada, ni a un hombre a mi lado que no me quiera, ni sepa valorarme, de la noche a la mañana.

…Y no es que quiera estar sola, es que como decía “Quetzal Noah” aún no he encontrado al hombre, que quiera asumir el compromiso, de ser libre y feliz a mi lado. 
Encarna Recio Blanco


sábado, 29 de diciembre de 2018

A Dios le agradezco- Reflexiones-

 

A Dios le agradezco, haber llegado hasta el final de un año más, y poder disfrutar de un año nuevo que empieza.

Porque mi familia, que está sana y feliz, aunque esté lejana, por mi sombra que me ve correr  hacia el sol, esto significa  que puedo alcanzar la luz.

 Por las faenas que tengo que hacer diariamente, y todo los demás quehaceres porque esto significa, que tengo casa.

Por esas vueltas que tengo que dar para buscar un aparcamiento porque esto significa, que tengo coche.

 Por las ropas que me quedan ajustadas, esto significa, que tengo suficiente para comer.

Por esos ruidos infernales de la gran ciudad, porque significa que  los oigo.

Por el cansancio y los dolores musculares que al final del día  tengo, porque esto significa, que tengo fuerzas para seguir.

 Por el despertador que suena  tan temprano todas las mañanas, porque esto significa, que estoy viva.

Por tantas y tantas cosa, hoy al finalizar un año más, me detengo para dar gracias a Dios que a veces me olvido.

 No quiero que se me olvide  mi  tiempo de vida, en asuntos que no merecen la pena, nadie viene a este mundo a encerrarse en un lugar oscuro, ni a lograr la aprobación de los demás,  ni a matar el tiempo, el tiempo es algo maravilloso, un recurso no renovable.

 Quiero mirar para atrás, solamente para cerrar los asuntos pendientes, es el único  modo en el que el pasado, puede realmente pasar.

Hacerme cargo de mis errores y pedir disculpas, reconocer lo recibido, dar las gracias, intentar comprender lo no comprendido, lo que ya no es, y comenzar  a hacer espacios para lo nuevo.

 Quiero pedir ayuda cuando la necesite, para volver a posarme  sobre mis propios pies, dejarme ayudar, es un buen antídoto para la omnipotencia, o la necedad.

Y ayudar, ayudar requiere el ejercicio de una solidaridad inteligente, de sus trampas y de sus límites.

 Quiero permanecer abierta a encontrar a verdaderos compañeros de camino, afines a mi más íntima esencia, como decía “Vinicio” la vida es el arte del encuentro.

Quiero vivir, viva es poco frecuente en los humanos, lo lograré  si  continúo  trabajando para abrir las sensibilidades y las conciencias.

 Quiero ser parte de aquellos que más que un año nuevo, celebran cada día, un día nuevo, intensamente vivos, y es que amigos, hay un único tiempo…aquí y ahora.

  

Encarna Recio Blanco.





domingo, 23 de diciembre de 2018

Mis palabras esta noche-reflexiones-

Mis palabras esta noche van dirigidas a vosotros mis amigos, amigos que me visitáis en mi blog y que tal vez, ni nos conocemos, pero que yo os siento y que  ahora me leéis.

Ya estamos en Navidad, unos días en los que las familias se reúnen, llegan los familiares al redil, días de regalos, de abrazos, de buenos deseos, donde los hogares y las calles se adornan con luces de colores, donde en las mesas se apiñan los manjares, el champan y el turrón alegrando con ellos las dulces veladas.

En estos días, también hay otros seres humanos que están solos, que están enfermos en hospitales, muchos médicos que no pueden comer con sus familiares porque tienen que cuidarles.

Aquellos que están separados y no pueden cenar con sus hijos, los que no tienen familia y deambulan de un lado para otro sin cobijo, los presos entre rejas que son inocentes, o los culpables. Los que perdieron a sus seres queridos, a todos los que van a la deriva en pateras y se dejan la vida ondeando en mares furiosos diariamente y en Noche Buena.

Y a tantos otros, que por no tener no tienen, ni quien pueda darles un abrazo. Quiero deciros en esta pequeña reflexión, que todos somos hermanos, que podemos ser amigos. Y a todos vosotros que aunque no os conozca, se que estáis ahí.

 Quiero que sepáis que hay en el mundo muchas, muchas,  personas con buenos sentimientos  que se acuerdan no solo en estas fechas tan entrañables, sino siempre, de las desdichas y las penurias de los demás.

 En todos los seres humanos del mundo existe la alegría y también la pena, en todos los corazones el dolor a veces anida.

La felicidad es efímera como la vida misma, unas gotas de ella a  veces nos emborrachan, cuando no la tenemos ni la sentimos,  parecemos fantasmas errantes que deambulamos de un lado para otro, para buscarla.

 Por eso, en estas fechas, y en otras similares hay que sacar las fuerzas en los infortunios, que tenemos que avivar la fe, hacernos amigos del enemigo, dar agradecimiento y calor a las fuerzas que se nos abren, a una mano tendida que te aprieta, a una sonrisa que te alienta, y aquella estrella fugaz que te alumbra, aunque solo sea un instante.

Hay que cultivar esa semilla divina con la que Dios, siembra y que florece en todos los corazones generosos, para luego llevarle los frutos de Su cosecha el día que nos llame para irnos para siempre, hacia su Cielo.

Que la luz nos ilumine, estas Navidades y eternamente.

¡Felices Navidades!

  

Encarna Recio Blanco.



martes, 9 de octubre de 2018

El camino de la vida-Reflexiones-



El camino de la vida comprende una suma de tareas, que tenemos que ir cumpliendo para preparar entre todos el camino.
 La paz implica preparar el terreno, para que no surjan circunstancias que la puedan poner en peligro.

Hay que tener tolerancia, justicia, igualdad, solidaridad, pero cada uno de nosotros, también tiene que poner su granito de arena, para hacer grande la montaña.

 Yo si alguna vez me pierdo y me quieres hallar, búscame por los caminos de la Paz porque cada noche, la voy a buscar. Por donde el aire sea limpio y pueda respirar.

 Por donde los pájaros vuelan en libertad, por donde no haya lenguas de doble filo, por donde todas las armas se hayan perdido.

 Por donde la lluvia placida corra, sin las tormentas ni malas sombras, por donde las leyes se cumplan, donde el trabajo se afane, por donde todos los hombres del mundo se hermanen.

Búscame por los caminos de la libertad, del amor sincero, de la igualdad.


 ¡Por allí si me pierdo, me encontrarás!

Encarna Recio Blanco


viernes, 11 de mayo de 2018

La actitud positiva -Reflexiones-



La actitud positiva en nuestra vida, es esa coraza invisible que todo ser humano ostenta, pero que no todos, saben cómo utilizar.

Cuantas veces tropezamos en el camino de la vida con la misma piedra amigos, muchas, lo que pasa es que hasta en eso, hay que y tener una actitud positiva.

El que va distraído por una calle cualquiera,  tropieza con la piedra y sigue su camino sin pararse a pensar, en el pequeño tropezón.

El violento, pasa y ve la piedra, la utiliza de arma, para seguir luchando con ella y con todo aquel que le salga al paso, como hizo David matando a Goliat con la piedra en la honda, lo cual significa en este caso, la victoria del pequeño, frente al grande, del desvalido frente al poderoso.

Por el camino del emprendedor, también aparece la piedra, la mira, como si de una joya se tratara, se para ante ella y dice sonriente, la puedo dar uso, vamos a construir con ella, una casa, un jardín, un colegio.

El campesino cansado al verla, suspira de gozo y se sienta en ella, como si fuera el mejor de los tronos.
Miguel Ángel con la piedra hizo con ella, las más preciosas esculturas.

En todos los casos la diferencia no estuvo en la piedra, sino en la actitud del hombre para con ella.

Pues recordar que no hay piedras en vuestro camino que no podáis aprovechar para vuestro crecimiento personal, el anhelo de poder decidir nuestra suerte, con nuestra propia fuerzas y con los elementos, que nos salen por los caminos.


No sé, de donde saqué esta reflexión, si la leí o me la inventé, pero me gustó tanto, que quise compartirlo con todos vosotros.

Encarna Recio Blanco.